Un traumatismo vascular es una lesión de una arteria o vena como consecuencia de un traumatismo o golpe. Pueden afectar al sistema arterial, linfático o venoso y suelen ubicarse más comúnmente en las extremidades, sobre todo en las inferiores (en el 80-90% de los casos). Representan el 3% de todos los traumatismos. Normalmente se relaciona con lesiones neurológicas de la extremidad y/o osteoarticulares. La clínica más frecuente es la hemorragia o la isquemia aguda. Es muy importante el tiempo hasta el tratamiento en cuanto a la conservación o amputación de la extremidad, así como en el pronóstico de la vida del paciente.
Los traumatismos vasculares pueden ser penetrantes o cerrados:
- Traumatismo penetrante. La lesión se produce por un aplastamiento y separación de los tejidos a lo largo del trayecto del objeto penetrante (normalmente objetos punzantes o proyectiles, en conflictos armados). Estos pueden provocar una sección total de un vaso y causar hemorragia o trombosis, laceraciones parciales o una disección de la pared del vaso sanguíneo.
- Traumatismo cerrado. La lesión es por una compresión tisular o desaceleración brusca. Se rompe la estructura de la pared del vaso, pudiendo ser solo un desgarro intimal o mínima disección de la pared o incluso una lesión transmural y trombosis.
Síntomas de traumatismo vascular
Las lesiones en los vasos sanguíneos pueden producir diversos tipos de manifestaciones clínicas: hemorragia externa, isquemia, hematoma pulsátil y hemorragia interna.
Son pocos los traumatismos vasculares que se manifiestan con sintomatología propiamente isquémica (40%), siendo los signos de sangrado los más frecuentes.
Los síntomas de los traumatismos vasculares pueden ser duros o mayores y blandos o menores. Los signos duros (o mayores) son:
- Ausencia de pulso distal, hemorragia activa
- Isquemia aguda
- Hematoma pulsátil
- Soplo
En cambio los signos blandos o menores son:
- Disminución del pulso distal
- Lesión próxima al trayecto de algún vaso importante
- Hipertensión arterial o shock
- Defecto neurológico
En las lesiones en el tórax la mayoría de lesiones vasculares penetrantes se observan en la cirugía, y pueden relacionarse con lesiones en esófago, bronquios, corazón y tráquea. Toda herida que sea penetrante debe ser explorada en quirófano de forma inmediata. Cualquier retraso en su abordaje puede tener fatales consecuencias. En cambio, en las lesiones cerradas estas quedan contenidas por los tejidos de alrededor. El 80% de personas con un trauma vascular cerrado torácico mueren en el accidente.
Las lesiones en las venas pulmonares son raras, siempre penetrantes y con hemopericardio y taponamiento cardíaco. En el abdomen las manifestaciones dependen de si hay taponamiento retroperitoneal. En tales casos el paciente puede estar hemodinámicamente estable o un poco hipotenso pero tiene más probabilidades de supervivencia. Si se pierde el taponamiento retroperitoneal hay un shock e hipovolemia aguda. Las lesiones contusas en arterias viscerales son poco frecuentes y en las lesiones penetrantes suelen asociarse hemoperitoneo y shock.
En extremidades el signo más frecuente en lesiones vasculares es la isquemia aguda: heridas punzantes, traumatismos asociados a luxaciones y fracturas o proyectiles a baja velocidad. La hemorragia externa es menos frecuente.